Casa de la beata Clara. (Lope de vega, 6)
En el Barrio de las Letras y se detiene en lo que fue la casa de la Beata Clara, una bruja famosísima del siglo XVIII a cuyo consultorio acudían gentes de la Corte. Gracias a sus contactos, se libró de la hoguera pero aun así fue condenada a un año de cárcel. Entonces la mujer echó una maldición. Quién sabe, pero lo cierto es que al año siguiente Madrid tembló con un terremoto.
Menéndez y Pelayo considera de iluminismo y que compara con otros ejemplos de la misma época en diferentes lugares de España, que acabaron también con “ruidosos procesos” inquisitoriales. En definitiva, un caso en el que se unen religiosidad popular, superstición y curanderismo: Aconsejada por su madre y su confesor, fingióse muchos años tullida, y, so color de espíritu profético y don de santidad y milagros, atrajo a su casa la flor de las señoras de la corte, que asíduamente la consultaban y se encomendaban a sus oraciones en casos de esterilidad, enfermedades, desavenencias matrimoniales y cualesquier otros graves incidentes de la vida, a todo lo cual daba ella fácil resolución en estilo grave y enfático, como de vidente o inspirada. De tal modo embaucaba a muchos con la fama de su santidad, que logró de Roma un breve de dispensación para hacer los tres votos de monja de Santa Clara, sin que la obligasen a clausura o vida común por no tolerarlo las dolencias que ella pretextaba. Púsose altar delante de su cama, y todos los días comulgaba, fingiendo (como la beata de Piedrahita en el siglo XVI y tantas otras de su ralea) mantenerse sin otro alimento que el pan eucarístico. No le bastó tan mal urdida maraña para no ser castigada con pena de reclusión por el Santo Oficio.
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